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Repase los comentarios de Guzmán Ramos, David Carlín y Sebastián Sánchez sobre La Mojigata, Tronar de Tambores y La Bohemia

Correponden a la emisión de Calle Febrero, emitida luego de la etapa del sábado 3 en el Teatro de Verano. Fueron formulados por Emisora del Sur, de Radiodifusión Nacional del Uruguay, por los periodistas Guzmán Ramos, David Carlín y Sebastián Sánchez.
Foto: Po Colectivo Productor (Maicor Borges y Fernando Vidal).

COMENTARIOS DE LA BOHEMIA
COMENTARIOS DE TRONAR DE TAMBORES
COMENTARIOS DE LA MOJIGATA

Esta es la crónica de Guzmán Ramos en El País
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Los textos de La Mojigata, de primerísimo nivel, fueron otro año más las razones del éxito de una propuesta jugadísima, con un discurso profundo, que conjugó espesor conceptual y belleza poética.
“Atlético Mañana”, su espectáculo, resultó una construccuón originalísima, desbordante de inteligencia y casi completamente despojada del tono amargo y oscuro con el que una generación -ahora ya no tan joven- tiende a trazar desperanzados diagnósticos sobre nuestra sociedad y nuestro tiempo.
El presente es la clave del repetorio y su punto de vista narrativo.
Un presente que La Mojigata describe zurciendo los laberínticos caminos de un imaginario anclado en el pasado que, a su vez, se complementa con una visión realizada desde un futuro al que se transportan ficticiamente sus murguistas para ver y analizar la actualidad, en retrospectiva.
Históricamente, La Mojigata propuso textos mucho más encriptados y herméticos, imbricando ideas y desafiando los convencionalismos y fórmulas típicas de construir un relato.
Pero de un tiempo a esta parte, sus trabajos están plenamente jugados a lo dicho, al teatro de la palabra, un lugar donde la fuerza de las ideas cobra aún más vigor porque son plenamente intelegibles, mientras permiten involucrar otros sentidos, como, por ejemplo, la emoción, algo que en el antiguo tránsito estaba parcialmente vedado.
La Mojigata ahora, felizmente, nos afecta desde un lugar sensible donde el pensar y el sentir se dan la mano.
Sus ideas más brillantes se extienden a lo largo y ancho del repertorio.
Tienen alta contundencia, inciden, promueven un cambio de cabeza.
No obstante, la sal de este repertorio es lo que queda rondando, el sustrato, el sedimento, lo que permanece; un mágico conjunto de ideas que interpelan la raíz y fundamentos de la sociedad actual, cuyas lógicas perversas se han instituido para, peligrosamente, perpetuarse, sugieren.
La Mojigata habla de política. No de la política tradicional que pone en la guillotina a los personajes y hechos más visibles para que, sobre sus espaldas, discurran el veneno y el garrote.
Habla de política porque interpela los cimientos de un sistema, como el previsional, donde las generaciones más jóvenes están llamadas cooperar y sostener a las mayores, aunque en la irónica visión del libreto, ese sostén lo realizan los niños, quienes, jocosamente, están incorporados a un andamiaje que propone sus perversiades desde los primeros años de la vida.
Pero, según parece, ese mundo del revés que la murga va criticando sarcásticamente es difícil de cambiar, porque cada día es menos frecuente encontrar a sus protagonistas.
Es que, según expresan, esos quijotes no tienen más remedio que optar entre el conformismo, el desencanto, el gradualismo u ocupar su tiempo en una acción tan antirrevolucionaria como placentera: la fabricación de cervezas artesanales, que fue uno de los tantos guiños humorísticos utilizados para descomprimir y dar oxígeno a un intenso bombardeo de ideas.
Prosiguieron dos momentos brillantes: el de las relaciones laborales y el del medio ambiente.
El primero, sarcástico, es una pieza brillantísima, que da cuenta cómo la elección del trabajo por sí mismo puede resultar una idea emancipadora, siempre que el individuo pueda sobrevivir a la tentación que implica ser el patrón de uno mismo.
Es allí que, de modo delirante, el libreto describe las virtudes de quienes rompen tales relaciones de dependencia para transformarse en socios de sí mismos y desde ese lugar comienzan a asumir el discurso más conservador de las corporaciones patronales, que, entre otras cosas, cuestionan los derechos laborales o reclaman la baja de los costos del Estado, en otra demostración de que el sistema hegemónico es, por imponente, seductor y cuasi invencible.
El segundo momento, en tanto, aborda el tema del mediombiente y la ecología.
Lo resuelven de modo sarcástico, proclamando que están a favor de la contaminación, en un fragmento que también describe la existencia de un mundo que se destruye a sí mismo, porque, en su lógica, la existencia de un ganador requiere su contrapartida.
Y, en este caso, el que lleva las de perder es el planeta.
Finalmente, el remate de la propuesta es una invitación a vivir con fuerza el tiempo presente y el mañana. A salir a jugarse todo por el todo. A crear las partituras de una canción -la de la vida- que, aunque desafinada, es posible transitarla reinventándose, con una hermosa imagen que habla del ensayo y el error.

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