El Museo del Carnaval cerró sus puertas y envió al seguro de paro a sus trabajadores, transitoriamente.
Es necesario el aporte de 4,5 millones de pesos anuales por parte de distintas instituciones estatales para poder financiar las múltiples actividades y programas que están en funcionamiento.
Varios de ellos involucran a la comunidad y el trabajo en los barrios.
Así, los espectadores pasan de ser testigos a protagonistas de la vida cultural de la comunidad, un concepto innovador y creativo para un Uruguay al que le cuesta sacudirse la modorra.
El siguiente reportaje fotográfico, realizado a partir del ojo inquieto de Jimena del Río Ocampo (@jimenadro), busca representar en imágenes un estado de ánimo en penumbras, con luces tenues y espacios solitarios, rodeado de candados y barrotes.
Así luce, enmudecido, el Museo del Carnaval, esperando el golpe de luz que le devuelva la vida, a diez años de su nacimiento.
Espacios fotografiados: Pabellón central, Salón del traje, archivo del Centro de Documentación y Oficinas del Centro de Documentación.
