Hoy se lo conoce desde su rol de comunicador, tanto en radio como en televisión, aunque también ha incursionado en el stand up comedy. Pero todo inició en la órbita del carnaval, cuando frecuentaba los tablados de barrio desde chiquito, lo que era el “paseo del año”. La semilla comenzó a germinar con sus incursiones en el Teatro, lo que le valió el premio a mejor actor en la Movida Joven de 1997.
Poco tiempo después la historia se hace conocida, y junto con la murga Agarrate Catalina llegan los galardones y la visibilidad que le abrió las puertas a su trabajo en los medios de comunicación.
Integrante de murga Don Timoteo hace ya tres carnavales, y cuatro prácticamente con la misma base de grupo y directores, sobre quien recaía el título de “Asaltantes con Patente” en el Carnaval 2013.
Con mucha amabilidad y buen humor transcurrió una charla que osciló por distintas etapas de su vida, las cuales siempre han tenido a la máxima fiesta popular como protagonista.
Por Nicolás Oroño Rodríguez (*)
Foto: Jimena del Río Ocampo
– ¿Cómo recordás tu vínculo con el carnaval y la murga en tu infancia y adolescencia?
– Lo recuerdo como casi todos, desde abajo del escenario. Era el paseo familiar esperado y deseado en febrero. Mis padres son docentes, pero a su vez, mi padre trabajaba en otro lado, y en febrero siempre se pedía licencia para ver carnaval.
Era el paseo del año. Me acuerdo que durante mi adolescencia nunca nos habíamos podido ir de vacaciones ni a Araminda, ni a Atlántida ni a Punta del Este, pero sí íbamos los fines de semana a ver carnaval, tanto al Multicolor del Cerro, al Holanda en Casabó, y una vez por semana, cuando la cosa estaba mejor a veces íbamos al Liverpool de Belvedere. Después se escuchaba en casa, a mi padre le gustaba la murga canción, y escuchábamos a Jaime Roos, el Canario (Washington) Luna, etc. Tenía un abuelo muy carnavalero, que había sido coordinador de Los Favios (humoristas), y era el alma máter del conjunto, por lo que el carnaval era uno de los pocos temas de conversación que tenía con él. Todos los años apostábamos una Coca Cola por quién ganaba. Yo siempre perdía. En 1992 me hice hincha de Falta y Resto a muerte, hacían un espectáculo sobre los adolescentes que era brillante, y yo decía que “La Falta estaba para ganar”, y él me decía que no, que ganaba “La Gran Muñeca”, y se dio así. En esa épocas a las murgas era difícil entenderlas, por cuestiones técnicas de los tablados, y también porque tenían un discurso muy politizado que al ser niño se me escapaba. Uno de los mejores amigos de mi tío salía en murga, se llama Roberto Nada, hoy vive en Estados Unidos y cuelga videos de carnaval en Youtube. Salió en Los Diablos Verdes, Asaltantes con Patente, La BCG, y me acuerdo que era un ídolo. Así que me entró por varios lados el bichito”.
El tiempo apremia
“Cada vez lo hago peor, y eso se refleja en el escenario lamentablemente. Porque cada vez es menos el tiempo con el que cuento o me tomo para ese laburo por obligaciones de otros trabajos. Por ejemplo, este año el primer ensayo de Don Timoteo al que fui fue el 10 de enero. Tenía que ir para aprenderme todo, presentación, retirada, todos los cuplés, la letra, los arreglos, mi parte, es mucho en poco tiempo, y encima a mí me cuesta mucho cantar. Uno posterga determinadas exigencias que deberían estar contempladas, pero si no arranco el 10 de enero, no puedo salir. En noviembre y diciembre de noche tengo que laburar sí o sí, porque es como la zafra de laburo en eventos y ese tipo de cosas. Cuando llega el 2 de enero que es cuando las murgas empiezan a ensayar otra vez, yo hace dos meses que no duermo prácticamente. Entonces en los primeros días de enero trato de tomarme cuatro o cinco días para dormir”.
– ¿Qué carnaval ha sido el que más disfrutaste?
– En mayor o menor medida los disfruté a todos, y los sufrí al mismo tiempo. Desde el primero en el que salí en humoristas De Todas Partes, el segundo estuvo demás con Revista Danzamérica. El primero con Agarrate Catalina fue increíble porque encima pasamos a la liguilla, y fue todo una fiesta.
El de 2005 fue explosivo, el 2006 fue perfecto. En el 2007 pese a que no ganamos te diría que fue uno de los más lindos, y en el 2008 ganamos y para mí fue de los más feos. Particularmente este último carnaval si no fue el más lindo de todos, pegó en el palo. Si no fue el más lindo, fue porque tenía que madrugar e ir para el canal. Lo que te lleva a decir si está bueno o no el carnaval, es cómo la llevás con tus compañeros, tus amigos, con el espectáculo y con la gente. Este año fue perfecto en ese sentido. A veces llegaba cansado a los tablados, e igual de cansado al otro día para trabajar. Pero sarna con gusto no pica. Estoy haciendo lo que me gusta, y encima me pagan por eso, así que, ¿de qué me puedo quejar?.
Su visión sobre carnaval
“El carnaval se ha enriquecido técnicamente, desde los escenarios gracias al acceso a una mayor tecnología para montar los espectáculos, y los conjuntos han tenido una apertura que viene desde hace décadas. Ha incursionado gente que no es oriunda de carnaval, pero vuelca todo su conocimiento, su experiencia y capacidad. Técnicos de vestuario, maquillaje, iluminación, puesta en escena, letrista, actores cantantes. Antes el carnaval era medió endogámico, y vivía puertas para adentro. Por suerte ahora se abrió, y eso lo ha mejorado mucho. Lo que no me gusta es que cada vez está más centralizado en el concurso. Los espectáculos se diseñan, se preparan, y se piensan para esas dos o tres instancias de concurso. Quienes manejan el carnaval establecen todo un cronograma de actividades en base al concurso, y muchas veces se resigna la parte más folclórica, histórica, tradicional, y pintoresca del carnaval en pro de la dinámica del concurso, y esto para mí le hace mal. No deja de ser un concurso de mérito artístico, donde cualquier valoración es subjetiva, por más que vos quieras inducirla o inclinarla con jurados afines o no afines, o delimitando su subjetividad con rubros y puntajes, que es algo demencial. El carnaval son cuarenta días más de espectáculos, y meses de preparación, con miles de personas viéndolo en otros lados, y al parecer a casi nadie le importa porque la atención está puesta en el Teatro de Verano”.
Todos tenemos ese bichito del concurso
“Las murgas jóvenes siempre tenían un discurso en contra del concurso, “nosotros salimos por amor al arte”, y es cierto, es genuino. A las primeras murgas jóvenes que pasamos a carnaval mayor se nos críticó mucho desde la movida, y decían “Ahora concursan y transan”. Fueron momentos duros para La Mojigata, Demimurga, Queso Magro y Agarrate Catalina. Hubo un año (2004) en el que el Encuentro de Murga Joven no tuvo instancia de concurso, y bajó muchísimo tanto el número de murgas inscriptas, como el nivel de los espectáculos. Me acuerdo que fui a ver etapas.Eso me dio mucha lástima, y confirma que todos tenemos ese bichito del concurso, y está mortal porque es re estimulante. Pero que eso gobierne todas las reglas del juego, me parece algo nefasto”.
La importancia del teatro
“Fue fundamental para establecer vínculo. Ahí fue que conocí a Tabaré, y si no lo hubiese conocido, no habría entrado a Agarrate Catalina, así que me cambió la vida. Fue la germinación de cierta sensibilidad. Por adolescente o inepto no aprendí mucho, pero germinó esa sensibilidad de estar atento, parar la oreja, tratar de atender, chupar rueda, fijarse qué seestá haciendo por ahí. Conocí muchos artistas gracias a Ovidio, que era mi profesor de teatro, y muy murguero también. Le debo muchísimo”.
– ¿Cuánto ha influido Agarrate Catalina en tu carrera actual?
– Le debo mucho a Agarrate Catalina. En definitiva lo que me abre las puertas es el trabajo que la gente vio que hacía en la murga. Influyó la visibilidad, y la masividad que ya adquirió la murga en sus primeros años. Si no entraba a la murga, no sé qué hubiese pasado”.
- Nicolás Oroño Rodríguez es el realizador del blog Las Máscaras Sueltas
El siguiente material se publica en acuerdo entre ambos sitios.
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