El artista dijo estar pasando un carnaval feliz por lo sucedido en los distintos escenarios. Su vuelta al carnaval se produjo tras diez años y junto a los socios artísticos de toda una vida: Marcel Keoroglian, Pinocho Routin y Ronald Arismendi.
Foto: Po Colectivo Productor
(Maicor Borges y Fernando Vidal)
Edú “Pitufo” Lombardo regresó al carnaval luego de diez años.
Lo hizo con la murga Don Timoteo, compartiendo escenario con tres socios artísticos de épocas pasadas, con los que logró las máximas consagraciones.
Con Ronald Arismendi y Pinocho Routin fueron artífices de la Falta y Resto de la segunda mitad de la década del ochenta, mientras que con Marcel Keroglian recorrieron un camino creativo que duró casi una década y media en Contrafarsa.
Y ese reencuentro pudo consumarse pasada la medianoche en el Teatro de Verano, con el espectáculo “Mamá, yo quiero Mamá”, en el que los cuatro fueron protagonistas de lujo.
En conversación con Calle Febrero Pitufo dijo que disfrutó la noche del regreso dese bien temprano.
“Fue un día sumamente especial desde la mañana y pasaron muchas cosas sobre la cabeza”, dijo Pitufo. A su juicio, el trabajo salió tal como estaba previsto por “culpa” de sus compañeros, a quienes atribuyó los méritos de la función de anoche.
El músico destacó que logró divertirse en los 45 minutos, en una noche “especial” y “única”. Añadió que pese a la experiencia sobre los escenarios sigue poniéndose nervioso y que su familia sigue siendo el soporte principal para lograr sus objetivos artísticos.
“La familia aguanta, saben a lo que me dedico, que amo lo que hago y siempre me apoyan (de modo que) soy un privilegiado”, sostuvo el director musical de Don Timoteo, al tiempo que destacó que la posibilidad de subirse a un escenario, pintarse la cara y disfrutar hacen que esté pasando “un carnaval hermoso”.
Esa sensación -dijo Pitufo- se extiende incluso fuera del Ramón Collazo.
Consultado por Calle Febrero sobre su vivencia de la fiesta, el artista dijo que “los tablados son lo mejor que hay” y que no existe mejor ámbito para alcanzar una plena comunicación con la gente.
“Llegás al barrio y le cantas a todos: eso es una belleza; el mejor premio”, concluyó.