Por Guzmán Ramos
El noveno mes del año será clave para saber los lineamientos del próximo carnaval.
Es que setiembre conjuga una distancia prudencial relativa a los preparativos de las agrupaciones y al momento en el que estarán arriba de la mesa múltiples reportes sobre la evolución de la pandemia en el ámbito de la cultura y los espectáculos.
«La organización está a la espera de escenarios más certeros y claros», dijo en entrevista con Calle Febrero el director del Departamento de Cultura de la IM, Ramiro Pallares, sobre los próximos sesenta días.
«A principio de setiembre o tal vez antes» será posible jugar una carta más fondo sobre el qué y el cómo de la próxima temporada, en función de la multiplicidad de variables que puedan acontecer, algunas de las cuales deberán ser pensadas, en conjunto, con el futuro equipo comunal, que emanará de las elecciones departamentales previstas para esas fechas.
A continuación Calle Febrero sintetiza las frases más contundentes de la entrevista, donde la Intendencia explica su plan de acción, definido por tres ejes: realidades cambiantes y análisis permanentes, coordinación con el Poder Ejecutivo para emprender acciones y cautela e información para tomar decisiones trascendentes.
SOBRE EL FUTURO INMEDIATO
«Estamos a la espera de tener escenarios un poco más claros. Hay áreas de la cultura que no se han reactivado y sus protocolos están en una fase de estudios. Va a ser necesario desplegar desde la órbita pública para reactivar. Buscamos no promover la ansiedad (pero, a la vez) analizamos la variación de escenarios para pensar estrategias y nuevos caminos. Aún estamos en junio, falta mucho para el carnaval y sería apresurado tomar decisiones ya.
La paulatina reapertura de espectáculos nos dará insumos para analizar la complejidad de la situación.
ENCUENTRO DE MURGA JOVEN
La actividad de murga joven se va a realizar, aunque su calendario está sujeto a la evolución (sanitaria). No podemos dar certezas ni promover el inicio de los ensayos hasta que no estén los protocolos. Una vez que se den las condiciones, consideraremos los plazos suficientes (para que los grupos puedan prepararse). Es una actividad que organiza netamente la Intendencia y no vamos a promover alglomeraciones en los locales.
ENSAYOS: EL LÍIMITE ENTRE LO QUE NO SE PROHIBE Y LA LIBERTAD RESPONSABLE
La actividad de ensayos de carnaval, como otras actividades, no está prohibida. Se apela al uso de la libertad responsable. Se ha pedido a entidades que trabajen en la organización de protocolos y sabemos que Daecpu y el Sucau los han elaborado y están a estudio (del Ministerio de Salud Pública). Lo que no está prohibido queda en el marco del uso de la libertad responsable.
SETIEMBRE, LA CLAVE
Creo que hasta setiembre, o tal vez antes, vamos a tener un tiempo prudencial para tener algunas nociones más claras. Calculamos que, mientras la situación se mantenga controlada, se van a ir abriendo espectáculos con espacios reducidos y eso nos va a dar insumos. No es lo mismo que haya un foco a partir de un evento en un cine o un teatro a que no lo haya. Hasta entonces, todo es terreno especulativo. No podemos hacer una proyección sobre lo que pueda pasar en enero y febbero sin ver lo que sucede antes. En setiembre se podrá avizorar el panorama.
UNA REALIDAD ECONÓMICA DISTINTA
El 2021 no va a ser un carnaval de tirar manteca al techo. El que no lo tenga claro, deberá empezar a pensarlo.
A nivel presupuestario, lo asignado para el 2020 no se puede ejecutar en 2021 (por disposiciones legales). El Departamento de Cultura tiene un fondo de 10 millones de pesos, creado para el fomento y sostenibilidad de las actividades culturales. Lo que no se ejecutó por la parálisis de actividades (correspondiente al presupuesto de Cultura) se volcó a ese fondo. Estamos haciendo un seguimiento diario de toda la evolución de ese fondo a los efectos de no desbalancear el presupuesto de la Intendencia (cuyos ingresos han mermado).
PRUEBA DE ADMISIÓN EN EL CANARIO LUNA Y EL PLAN B DEL ESTADIO CENTENARIO
La realización de la prueba de admisión en el Anfiteatro Canario Luna fue una propuesta hecha por (el gerente de Eventos de la Intendencia), Gerardo Reyes, a Daecpu, en la única reunión llevada a cabo hasta el momento. Daecpu la tomó positivamente. Se fundamenta en la expectativa de que en los meses de noviembre y diciembre se puedan reactivar los espectáculos al aire libre y el Teatro de Verano es el principal escenario a cielo abierto. Se espera que la agenda pueda contemplar otras maniefestaciones.
En tanto, en Anfiteatro Canario Luna puede controlar el espacio, con los eventuales protocolos. No se definió si será con público o sin público.
La propuesta del estadio corresponde a Daecpu. La Intendencia no participó en las reuniones. Es un plan «b», a explorar, si es que, finalmente, no están las condiciones para el Teatro de Verano. Personalmente, opino que el Centenario no va a generar las condiciones y el atractivo al que estamos acostumbrados. De todos modos, es muy precipitado pensar en el plan «b», sin pensar en el plan «a».
UNA VISIÓN PERSONAL Y POLÍTICA: HABRÁ CARNAVAL
Es muy temprano para pensar en una hipótesis extrema de que no haya carnaval. Hacer futurología es imposible.
No obstante, estoy casi seguro que si la situación se maneja con responsabilidad por parte de las personas, podrá hacerse, aún con restricciones. Para ello, esperar la finalización del invierno nos permitirá avizorar su forma.
No podemos analizar el asunto únicamente desde el lugar económico, aunque es posible que para un sector eso sea muy importante.
Desde mi lugar (de gestión y diseño de políticas públicas), el carnaval va mucho más allá: es construcción de identidad y ciudadanía.
Los artistas, vecinos, la gente de los barrios van a querer y necesitar el carnaval, por su valor cultural, de participación, de desarrollo comunitario y colectivo, que tiene una función vital para el desarrollo humano.
Lo fundamental es la supervivencia de los espacios de participación, disfrute y encuentro. Es cierto que hay un detrimento en lo económico, mucho más es la incidencia de una fiesta popular en su dimensión humana y de la salud y bienestar de las personas. Ese valor hay que defenderlo, a pesar de los condicionamientos