Por Guzmán Ramos
La Intendencia de Montevideo, Daecpu y los escenarios entran en el período decisivo: discutirán esta semana una fórmula que permita viabilizar la realización del carnaval 2021, desde el punto de vista económico, según información que las partes proporcionaron a Calle Febrero en el correr de los últimos días.
El pasado viernes la Intenencia recibió a varios participantes de la Red de Escenarios Populares y al cierre de ese encuentro se sumaron los cuatro empresarios que manejan la red privada: Alejandro Salkind (Monumental de la Costa), Juan Carlos Muiño (Malvín y Prado), Jorge Iglesias (Moviecenter y Plaza Primero de Mayo) y Pedro Grafiggna (Velódromo), donde se pusieron arriba de la mesa las distintas expectativas relacionadas con la futura temporada.
Los 16 tablados populares representaron el 39% de los contratos en 2020.
Los comerciales son apenas la mitad, pero realizan el 47% de las funciones.
El 14% de los contratos que faltan lo realizan los Rondamomo y tablados de Tenfield, ambos subsidiados en el 100%.
Los escenarios populares y comerciales tienen distintos modos de funcionamiento: los primeros financian el 75% de sus costos de programación a través de un subsidio municipal, mientras que los comerciales lo hacen, en su totalidad, con recursos propios, derivados de las utilidades por entradas, plaza de comidas y esponsoreo.
Sin embargo, en todos los casos hubo criterios similares para elaborar una fórmula que permita abrir sus puertas: promoverán una reducción tarifaria de los grupos no menor al 20%, siempre bajo la premisa de que nada será posible sin la habilitación de, al menos, un 50% de la capacidad de cada escenario.
En la actualidad, los espectáculos cuentan con un aforo habilitado del 30%, pero las señales del Poder Ejecutivo parecen ir en dirección de admitir mayor cantidad de espectadores o, como en el fútbol, de ir pemitiendo su progresivo ingreso, siempre y cuando no se produzca una estampida de casos positivos de Covid.
A esa lógica de reformular y elaborar un cálculo sobre la base de las restrucciones parece adherir la Intendencia de Montevideo.
El gerente de Eventos, Gerardo Reyes, admitió que de la reunión con tablados comunales surgió la postura de pedir una reducción tarifaria, teniendo en cuenta le menor cantidad de ingresos por entradas y plaza de comidas.
«Habrá que repensar eso», sostuvo, y añadió que aún hay tiempo para ordenar las ideas y porponer un camino que pueda ser admitido por todos.
Los directores de escenarios dijeron que esta semana podrá existir un borrador para presentar a las partes.
Antes de que se formalice esa propuesta está agendada una charla con Daecpu.
Por su parte, Reyes dijo entender las ansiedades de los grupos participantes y las expectativas por respuestas rápidas, pero se abstuvo de manejar plazos.
Según supo Calle Febrero, varios de los grupos taquilleros aún no han definido su participación en el 2021, circunstancia que agrega otra dosis de incertidumbre a los organizadores, que ven mucho más complicada la posibilidad de funcionar si los pizarrones debilitan la ya restringida convocatoria.
«Podemos lidiar con una restricción del 50% (en la capacidad) si encontramos una fórmula donde todos cedamos algo razonable», sostuvo Salkind a Calle Febrero.
Añadio que la clave «será armar buenas programaciones», dejando entrever que la fórmula a proponer a las agrupaciones tendrá que llegar con cierta urgencia, o sea, antes de que decidan no salir.
ESCENARIOS POPULARES
Si se habilita el aforo del 50% los populares dirán sí al 2021.
«Las cosas no se arreglan con voluntad. Hay que estudiarlo bien: con el 30 % es inviable (pero) con el 50% de aforo es posible; ahí es otra cosa», dijo Reyes, cuando fue consultado específicamente sobre los tablados populares, mostrando un giro más optimista que el expresado en Canal 4 la pasada semana, donde llegó a sugerir que los desfiles corrían riesgo.
En la entrevista con Calle Febrero, el jerarca dijo que es posible una fórmula para realizar ambos eventos (llamadas e Inaugural), aunque no reveló cuál.
No obstante, anticipó que la misma se basa en la aplicación del protocolo vigente para los ensayos de las comparsas, añadiendo agregando un cotralor «sobre lo que pasa afuera de las vallas», explicó.
Sin embargo, fuentes del Poder Ejecutivo dijeron a Calle Febrero, durante la primera semana de octubre, que los desfiles «difícilmente puedan realizarse en este contexto», de modo que habrá que ver qué sucede con la prueba de admisión de llamadas, ante la falta de sentido de realizar una clasificatoria para un evento que ya se vislumbra como poco probable.
RECURSOS FINITOS, TRES O CUATRO GRUPOS POR NOCHE Y 210 CONTRATOS A FUERA DE CONCURSO
La discusión sobre cómo organizar un carnaval diferente está definitivamente impuesta entre los negociadores de la comuna, Daecpu y los escenarios.
«La Intendencia no tiene una finalidad recaudadora con el carnaval, pero hay que reconocer que los recursos son finitos», dijo Reyes, haciendo referencia a que será necesario encontrar una ecuación en la que todos reduzcan sus pretensiones económicas.
Ello quiere decir que, en el caso de los populares, tres de los cuatro grupos tienen asegura la financiación, pero también es claro que el cuarto grupo, a pagarse con las entradas, no podrá ser posible con las restricciones.
En ese marco, representantes de escenarios pusieron arriba de la mesa otras opciones.
Una de ellas es eliminar la contratación de los fuera de concurso.
Dichas agrupaciones trabajan casi exclusivamente en escenarios populares con una tarifa que ronda el 50% de las de concursantes. De ese modo, a los escenarios se les hace más fácil completar la grilla de cuatro agrupaciones cada noche.
La propuesta será difícil de digerir para Daecpu, ya que las agrupaciones integran la masa social de la institución y se espera que la gremial salga en su defensa.
Sobre este punto, Reyes se limitó a decir que «habrá que dar la discusión sobre los fuera de concurso si es que los vecinos proponen no llevarlos»; dijo, tras añadir que se trata de un tema «que debió discutirse hace rato».
El representante de la comuna insistió en que «la opinión de los vecinos será decisiva».
En 2020, dichas agrupaciones realizaron más de 200 contratos en los barrios.
Pero con o sin fuera de concurso el tema sigue siendo matemático: cómo financiar las programaciones de los tablados, de modo que el asunto vuelve a ceñirse sobre un tema tarifario.
«Si el carnaval se sostiene con las entradas y vamos a tener un 50% de entradas, la primera pregunta es qué carnaval queremos, porque hay hay un punto de equilibrio que se modificó, dijo el representante de la Gerencia de Eventos, tras advertir que todas las variables deberán conversarse de modo conjunto y simultáneo.
REDUCCIONES Y PREMIOS
De acuerdo a las modificaciones que se exponen, la pregunta que hay que hacerse es cómo cubrir el rojo que generará a los tablados la menor concurrencia y cómo financiar parte de los premios, que también se sirven con los ingresos al Teatro de Verano.
Calle Febrero hizo el cálculo sobre una base de 39 agrupaciones concursantes, con un promedio de 65 actuaciones por agrupación, a partir de los datos disponibles del 2020. En ese caso, el déficit para las agrupaciones será de U$S 230.454, lo que representa algo más de U$S 5200 por agrupación.
Si se agregan los 208 contratos a los fuera de concurso, considerando el 50% de la tarifa que ellos cobran en relación al promedio del resto, el rojo en lo que recibirán los grupos por contrataciones será apenas superior a U$S 240.000.
Dicho de otro modo: si alguien pensó en crear un instrumento financiero que permita compensar la baja del 20% en tarifas con un aporte extra a los grupos, deberá pensar en esa cifra mágica: U$S 240.000.