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Muere José María «Catusa» Silva, padre de la segunda generación de Araca la Cana y artífice de su mística rebelde y contestataria

Por Guzmán Ramos

José María «Catusa» Silva, director histórico de Araca la Cana, falleció en Montevideo en la tarde del sábado 30 de enero, informaron a Calle Febrero representantes de Daecpu. Tenía 78 años.
Estaba aquejado de una enfermedad respiratoria desde hacía varias semanas, entre otras dolencias.
Catusa fue componente de Araca la Cana desde 1961 y en 1967 escribió algunos versos de presentación y despedida.
Sin embargo, fue recién en 1969 cuando tomó formalmente los textos del grupo, ganando el primer premio de la categoria de murgas, con el recordado cuplé del Topo Gigio, que interpretó magistralmente el Comba Insúa.
Ese año, Catusa fungió como director responsable del grupo..
El primer texto completo de Araca la Cana registrado por Catusa data del año 1971.
Desde ese momento, la murga grabó 33 discos, nueve de los cuales se convirtieron en Disco de Oro.
Bajo la dirección de Catusa, la murga del Paso Molino elaboró el tono político y contestatario que ya venía esbozando desde hacía varios años, apodo por el cual existe la creencia popular de que fue bautizada como «La Bruta», aunque existen varias versiones sobre dicho asunto.
De lo que nadie duda es que de que con Catusa parió una nueva generación: la segunda.
La anterior tuvo en Cipriano «Pianito» Castro a su máximo referente, conjuntamente con «una extraña mezcla» de negros, gallegos y canillitas, como el propio Catusa describió en una nota con Calle Febrero, hace más de una década.
Con Pianito, artífice de la Araca la Cana ganadora de 1948, Catusa compartió algunas temporadas sobre el escenario, siendo testigo del traspaso de la batuta a Cacho del Puerto, de quien la recibió años más tarde, erigiéndose de ese modo en el director escénico del grupo.
Catusa escribió «La Compañera», en 1972, canción que se convirtió en un himno del carnaval y la cutura popular uruguaya.
«Araca es la murga compañera, de un pueblo que construye sus sendas verdaderas», decía aquella pieza, de evidente sentido político afín al recientemente creado Frente Amplio.
Dicha canción, junto con la despedida del 1941, erróneamente mencionada en la discografía del grupo como del año 1937, es la más versionada de la historia del género. Integra varios álbumes editados por el sello Sondor.
Los versos políticos de Catusa fueron perseguidos durante la dictadura.
Sin embargo, pudo colar al gobierno militar el espectáculo de 1974, denominado «La Leyenda Patria», donde camuflados en una aparente exaltación de cierta símbología tradicional, Catusa repetía alabanzas a la «libertad y el coraje de los indios y negros» que adhirieron a la revolución artiguista, en un desafiante texto que terminó irritando a los censores, con el carnaval ya en marcha.
Años más tarde, la Araca la Cana fue golpeda duramente por la censura, teniendo que reescribir varios libretos, incluso horas antes de los plazos límites.
En los años ochenta, Araca la Cana, fue postergada durante varios años de su favoritismo en el Concurso Oficial.
Por ejemplo, en 1982, donde con el cuplé del Pata de Bolsa (otra vez interpretado por Insúa), La Bruta se quedó con las preferencias de buena parte de los espectadores.
Idéntica situación se dio en democracia, cuando Araca volvió a ser favorita en 1987, con el cuplé de «La Comisaría», escrito por Catusa.
En 1988, Catusa y su murga fueron puntales en la recolección de firmas para el referéndum de la Ley de Caducidad.
En ese contexto, la murga volvió a apelar a los íconos artiguistas para denunciar las violaciones a los Derechos Humanos, con los murguistas vestidos de blandengues con las manos ensangrentadas y un texto que clamaba por la aparición de Mariana Zaffaroni, Simón Riquelo y todos los desaparecidos.
Esa brutal interpretación le valió al director del grupo estar detenido por algunas horas, aún en plena democracia.
Fueron junto a Falta y Resto, las murgas más populares desde la salida de la dictadura hasta entrados los años noventas, tal como presagió la despedida escrita en 1983, donde Catusa adelantaba aquella imponente comunión: «Saber, que la murga y el pueblo no pueden separarse jamás», decía.
En 1991 y 1995 Araca otra vez fue candidata al primer premio, pero Catusa y su murga debieron esperar hasta 1997 para levantar la copa.
Catusa también escribió la parodia de Gandhi, una de las preferidas de Los Gaby´s, el grupo más ganador de la historia del parodismo. Dicha obra, actuada por Pendota Meneses, también fue objeto de postergación de un evidente primer premio, en 1984.
El director y letrista de La Bruta se bajó de los escenarios en 1993, pero siguió libretando para su murga hasta la actualidad.
Además de su enorme trayectoria como letrista y líder de Araca la Cana, Catusa fue el responsable de un importantísimo proyecto social -la Casa de Araca- que fue pionera entre los centros culturales desarrollados por murgas.
Allí se brindaban distintas modalidades de asistencia a poblaciones vulnerables, entre las que figuraba la atención psicológica.
Catusa compartió escena junto a grandes artistas del género, entre los que se incluyen Ruben Molina, Abrojo Cadenas, Juan Ángel Díaz, Comba Insúa, Daniel García, José Dorta, Artígas Pérez, Carlos Rodríguez, José Salinas, Cachito de León, Julio Julián, Juan Ayusto, Zurdo Bessio, Pocho Pérez, Julio Pérez, Elbio Rodríguez, Francisco Pérez, Pinocho Sosa, Capincho Boiani, Oscar Lescano, Mónica Santos, Cacho Hernández, Hebert «Tiburón» Martínez, Memo Cortés, Luis Alberto Carballo, Fabián Sánchez, Miguel Becchi, Cacho del Puerto, Pablo Estramín, Manuel Capella y Fernando de Moraes, entre otros.
En representación de su murga, integró el Consejo Directivo de Daecpu en varias ocasiones.
En vísperas del carnaval 2003, fue el único director que se abstuvo de votar la cesión de los derechos de televisión a la empresa Tenfield.