La ciudad de San Carlos es la cuna de una tradición murguera muy grande que tiene lugar desde hace mucho tiempo. La murga “La Clave” se ha encargado de portar la bandera del carnaval carolino en la capital en estos últimos años, destacándose por la versatilidad y la contundencia de sus propuestas tanto en su contenido como también en el plano estético. Martín Sosa, director artístico, letrista, y componente del conjunto, destacó los pormenores de un proceso difícil para el grupo, pero que viene recogiendo sus frutos en cada escenario durante este febrero. Haciendo “Ruido”, como se titula su repertorio de esta temporada, llega la murga que recorre 150 kilómetros todos los días para brindar su arte en las carnestolendas.
POR NICOLÁS OROÑO RODRÍGUEZ
¿CÓMO SE ATRAVESÓ EL PROCESO DE “RUIDO” DE CARA AL CARNAVAL 2017?
“Fue muy parecido al de otros años. Formamos un equipo de trabajo con Christian Ibarzabal haciendo los textos., Empezamos a trabajar enseguida de que colgamos los trajes de los “Bichos Raros”. Después de turismo empezamos a conversar. No queríamos repetir fórmulas, si no que entrar en caminos distintos, y así apareció “Ruido”, y lo fuimos hilvanando hasta tener unos 10 o 15 minutos para poder empezar a ensayar. Luego el espectáculo empezó a definirse un poco más”.
¿LA RESPUESTA DEL PÚBLICO HA COLMADO SUS EXPECTATIVAS?
“Sí, y con creces. En todos los años que tengo de carnaval, y los que tiene la murga participando en Montevideo nunca tuvimos una respuesta de tal magnitud. No solo por los aplausos al finalizar los distintos bloques, sino que también por la respuesta del público cuando la murga se baja. Bajarse entre la gente es de las cosas más lindas que tiene el carnaval, y lepermite al público acercarse, y descubrir distintas cosas de las que no puede disfrutar cuando el conjunto está arriba del escenario”.
LA FIESTA Y LAS DISTANCIAS
“Lo tenemos bastante asumido. Es un desgaste participar de un carnaval que nos queda a 150 km, y también nos lleva mucho esfuerzo. Por ejemplo, cuando venimos a la capital por un escenario solo, utilizamos el dinero que cobramos para pagar el ómnibus y la comida de los compañeros. Cuanto tenemos más de un tablado, los murguistas empiezan a cobrar desde el segundo. Es distinta a la dinámica que tienen los conjuntos de acá. Hay veces que nos vamos de nuestras casas durante siete u ocho horas para hacer un solo tablado. Por suerte son muchos los escenarios que hacemos, y eso está bueno porque al menos desde lo económico se ve reflejado tanto esfuerzo, más allá de que no nos hacemos ricos, ni mucho menos”.
¿CÓMO SE EXPLICA EL FENÓMENO MURGUERO QUE TIENE LUGAR EN LA CIUDAD DE SAN CARLOS?
“Es un pueblo muy murguero. Se está dando la particularidad en estos últimos carnavales, de que Maldonado ha sido un gran semillero de murgas. La población del departamento es de 200.000 personas, y en San Carlos, que somos 30.000, hay una tradición murguera muy grande que no se puede explicar. Se mama desde chiquito. Cuando crecés, te acercás al género y ya lo llevás en el ADN. No hay Carnaval de las Promesas, ni Encuentro de Murga Joven, entonces el que sale a hacer carnaval, compite directamente. A veces es contraproducente hasta para generar una “escuela”, porque los tablados que hay en San Carlos, se les asignan a los conjuntos que concursan en el carnaval de allá. Es mucha presión para la gente que recién está comenzando. En Montevideo es distinto. Si bien el Carnaval de Las Promesas, y el Encuentro de Murga Joven tienen sus instancias de concurso, se toma todo de otra manera, y existe esa posibilidad del hacer murga por hacer murga. Si existieran esas instancias en San Carlos, sería mucho mejor”.
¿CÓMO FUE ATRAVESAR LA EXPERIENCIA DE LA TURBONADA, Y EN QUÉ SENTIDO SE FORTALECIÓ EL GRUPO LUEGO DE ESA EXPERIENCIA?
“Obviamente que tuvo consecuencias negativas porque la murga había hecho un esfuerzo muy grande. Pero también fue un shock grande sentirnos apoyados por el pueblo que queremos, y con el que convivimos todos los días. El 24 y 25 de diciembre no fueron fiestas para la ciudad; había un silencio enorme, y nosotros estábamos tristes. Pensamos en cómo transformar eso, y redoblamos esfuerzos. Al principio costó, pero una maquinaria enorme de familia y amigos se pusieron a trabajar al servicio de la murga con el corazón, y sin cobrar un peso para que la cosa saliera. Estamos profundamente agradecidos, porque pese a eso pudimos plasmar el espectáculo que teníamos en la cabeza desde un primer momento”.
“TRABAJAMOS DE UNA MANERA MUY EXIGENTE”
“Con el equipo creativo nos encargamos de tener escrito el espectáculo para el 10 de noviembre. Cuando ocurrió lo de la turbonada ya estábamos haciendo pasadas completas. Es más, a principios de diciembre sacamos un cuplé, porque estábamos pasados de tiempo por cinco minutos. Con Christian trabajamos de una manera muy exigente. Primero conversamos mucho, y luego nos mandamos ideas. El hecho de estar trabajando juntos hace más de 10 años hace que nos entendamos, y siempre escribimos lo que tenemos ganas de decir. El proceso se nos hace cortísimo, porque no desperdiciamos minutos en algo que no tenga real sentido àra nosotros. Cuando buscamos el humor, tratamos de ir a fondo, y cuando tratamos de dar un mensaje, buscamos hacerlo de la forma más concisa posible. Repasamos muchísimo, vamos para adelante y para atrás, y revisamos. Tratamos de que quede lo que creemos que es lo mejor. Después todo se va puliendo en los ensayos, porque a veces en el papel uno piensa que algo va a rendir, y al llevarlo al ensayo no queda como uno espera. El espectáculo está vivo, y se va transformando a medida que el artista lo va interpretando”.
¿HAS TENIDO LA OPORTUNIDAD DE VER ESPECTÁCULOS MURGUEROS O DE OTRAS CATEGORÍAS?
“He visto muy poco. Me gustó mucho lo que vi de Cyranos, Aristophanes y Nazarenos, que fue lo que he podido ver. Nos hemos cruzado en tablados con un montón de conjuntos, y me encanta mirar a las murgas, porque considero que todos tenemos algo para decir. Cuando canta un coro, principalmente, me llega. Me encanta el género. Después de que pasa carnaval trato de ver a los espectáculos. Pese a que estamos en un concurso, uno trata de sacarse la camiseta y disfrutar delo que está viendo, sin entrar en ese desgaste competitivo”.
SI LA CLAVE FUERA UNA FOTO, ¿QUÉ HABRÍA EN ELLA?
“Me quedo con la foto de este carnaval, que es el esfuerzo. Que no e puede plasmar porque es una sumatoria de pequeñas cosas, como gestos de compañeros y sus familias. Creo que los grupos se forman a los golpes también. En este proceso nos tocó una fea, y hemos pasado por peores, pero siempre saliendo adelante como grupo. Es una murga que más allá delo que hace artísticamente, hace un esfuerzo muy grande en lo humano. Soy muy exigente, y mis compañeros siempre responden, así que tengo que sacarme el sombrero con ellos”.