El periodista y expresidente del jurado del Concurso Oficial dijo a Calle Febrero que su participación en el carnaval fue fundamental en una época de transición. El poeta tacuaremboense participó como letrista de Los Diablos Verdes a la salida de la dictadura y como jurado en 1991, 1992 y 1996.
Por Guzmán Ramos y Fabián Cardozo
Foto: La Diaria
Además de un legado de enorme trasncendencia en las letras uruguayas, cuya prolífica obra caló con hondura en varias generaciones, la influencia de Washington Benavides se extendió también al carnaval, en el que participó como letrista y jurado.
El poeta tacuaremboense fallecido el pasado domingo 24 de setiembre estuvo estrechamente vinculado a la murga Los Diablos Verdes, en conjunto con una serie de artistas provienientes desde fuera de las fronteras de Momo, entre los que figuran Rúben Yáñez, Mary da Cunha, Jorge Scheck, Jorge Denevi, Gustavo Rippa, Horacio Buscaglia, Gonzalo Moreira y Mauricio Ubal, según el archivo de Calle Febrero.
«Benavides era alguien de consejo permanente y muy cercano en las épocas más difíciles», recordó en una entrevista publicada en el suplemento Carnaval Espectacular de Últimas Noticias del 25 de febrero de 2010 el histórico director de la murga tejana, Juan Antonio Iglesias, haciendo referencia a la segunda mitad de la década de los ochenta, donde el vínculo con poeta fue muy intenso.
Pero la influencia de Benavides trasncendió al grupo que históricamente ensayó en el sindicato del vidrio, cuando en el año 1991 fue designado por la Intendencia de Montevideo como jurado del determinante rubro de textos, interpretación y calidad artística.
Su nombramiento buscó, en conjunto con otros nombres de alta estima en la cultura y el carnaval, conformar un equipo de calificación más acorde con las nuevas sensibilidades de esa época, en un momento de gran transformación.
La dirección del jurado fue confiada ese año a Néstor Pallares por la recien llegada administración de Tabaré Vázquez.
Además de Benavides, integraban el jurado Juan José Aldado, Gustavo Diverso, José Cozzo y Walter Otonello.
En conversación con Calle Febrero, Néstor dijo que el trabajo de Benavides en carnaval dejó un «legado fundamental».
Bajo su presidencia, Benavides trabajó en los carnavales de 1991, 1992 y 1996 años en los que los primeros premios de la categoría de murgas fueron adjudicados a murgas con un estilo renovador como Contrafarsa (1991) y La Gran Muñeca (1992 y 1996).
Las calificaciones de Benavides fueron decisivas en esos certamenes.
«Marcó pautas importantes con sus puntajes, pero también con las devoluciones realizadas a los grupos», evocó Néstor, resatlando que las mismas contenían un extenso y cuidado desarrollo y análisis de los contenidos propuestos.
Añadió que el poeta tacuaremboense tenía una «clara visión» sobre «el conjunto de la cultura y del carnaval en particular».
En el plano personal, Néstor destacó el valor humano y la calidez de Benavides en esos años.