El libro se llamará 100 Veces Murga y recoge relatos de decenas de artistas sobre los procesos creativos de los espectáculos emblemáticos, giras y actuaciones en los barrios de Montevideo. Lo editará Ediciones B en los primeros días de enero.
La construcción de los espectáculos emblemáticos, las giras por el mundo y las pequeñas historias por los rincones de Montevideo e interior formarán parte del libro 100 Veces Murga, donde los periodistas Fabián Cardozo y Guzmán Ramos indagan sobre el principal género de nuestro carnaval.
El libro cuenta con decenas de entrevistas a varios de los referentes murgueros de varias épocas.
En este adelanto del trabajo que publicará Ediciones B a principios de 2018, Agustín Pittaluga detalla el encuentro de dos mundos: el universo risueño de un cuplé sobre las armas de Los Diablos Verdes, pero realizado en una región del continente devastada por la violencia.
RELATA AGUSTÍN PITTALUGA
En 2014 realizamos con Los Diablos Verdes una visita al estado mexicano de Tamaulipas (*), fronterizo con Estados Unidos.
Es una zona del México profundo, con una cultura rica y propia, pero con una situación política, social y económica muy degradadas por la violencia entre los cárteles de droga, de modo que el gobierno había decidido impulsar festivales de gran convocatoria, buscando estimular la participación de la población.
Nuestro repertorio incluía el cuplé “Don Tiroteo” (**), que hablaba sobre la tenencia de armas, pero con un tono divertido y jocoso que distaba mucho del estado de ánimo con el que vivía un pueblo sometido por una guerra civil espantosa.
Allí los diarios hablaban todos los días de secuestros extorsivos, muertes y enfrentamientos en las calles, a plena luz del día.
Pero fue al entrar en contacto con la gente cuando tomamos una real dimensión de la gravedad del asunto: nos contaban que a pocas cuadras había habido tal o cual asesinato, que en tal esquina hubo un tiroteo entre sicarios o que los hombres que veíamos enfrente estaban armados hasta los dientes.
Pensamos mucho antes de hacer ese cuplé, porque no sabíamos si se iba a comprender y aceptar naturalmente.
Si por alguna razón se tomaba a mal, sobraban las razones, independientemente de que se tratara de un hecho artístico.
Nuestros miedos eran legítimos: en San Fernando -una ciudad de ese estado- a las siete de la tarde comenzaba el toque de queda y nadie podía salir de sus casas hasta la mañana siguiente.
La vida de los adolescentes era entre cuatro paredes.
Era una situación tan catastrófica que hacía décadas que la gente no veía un espectáculo en vivo y en directo, de modo que nos agradecían la presencia con lágrimas.
Finalmente interpretamos el cuplé, pero con una tensión lógica: la de preguntarnos qué estaría pasando por la cabeza de aquellos jóvenes al ver nuestas ametralladoras y fusiles de juguete…
(*) Es uno de los 31 estados de México. El Río Bravo lo separa de Estados Unidos. Pese a ser una de las fronteras más vigiladas, se lo considera como una de las principales puertas de entrada de droga a su vecino del norte.
(**) Fragmento del cuplé Don Tiroteo, de Los Diablos Verdes 2014, escrito por Fernando Schmidt, Fernando Ríus, Christian Font y Marcel Keoroglian
Yo jugaba con mi onda,
me aburrí de la gomera y la cambié por la chumbera.
La chumbera que tenía negocié con marcachifle y
permuté por un buen rifle.
El buen rifle que tenía tiraba una bala sola
me compré un par de pistolas.
La pistola que tenía, la sigo teniendo ahora
con una ametralladora.
Y con la ametralladora, mi navaja exploradora,
escopetas recortadas un mortero y diez granadas.
Lo que hago en el tablado es sencillo adivinar:
si el Diablo carga las armas yo las vengo a cargar