Por Facundo de León
La Consecuente tuvo su segundo pasaje por el Teatro de Verano. Con una menor cantidad de público en comparación a la primera pasada, pero con ciertos ajustes hechos en el espectáculo, el conjunto obtuvo una mayor conexión con el auditorio y una enorme fluidez en los conceptos por los cuales transitó.
Luego de finalizar la actuación, Calle Febrero dialogó con Andres Atay, director escénico y responsables de los arreglos corales de la murga.
– ¿Cuántos años estuviste sin salir en murgas?
– Lo último fue en Araca la cana 2012 y el último año con Los diablos verdes fue en 2004. Anteriormente había salido de 1987 a 1990, volví en 1992 y retorné en 1998 ahí si hasta 2004.
– ¿Desde cuando comenzaron a empezar este espectáculo?
– Hace un año que estamos con esto. Desde que nos juntamos para ir a cantar al Velódromo para los familiares de los desaparecidos cuando terminó carnaval que Pedro Grafigna organiza todos los años esos espectáculos. A partir de ahí se juntó la barra sin pensar en esto realmente y después hicimos un par de ensayos donde se llenó el Sindicato del Vidrio y eso fue un aliciente para suponer que debía estar de nuevo en la calle.
– ¿La cuestión del título trancó el inicio de los ensayos y el armado del espectáculo?
– Sí, hubo que cambiar muchas cosas. Al no ser el espectáculo de los 80 años de Los Diablos tuvimos que darle algunas vueltas de conceptos en las letras. De todos modos, sabemos lo que es esta murga, sabemos que nunca apostamos a la risa porque no es el estilo de la murga porque capaz que, si hiciéramos reír, dirán estos no son Los Diablos. A veces la gente le gusta la quinta pata donde no la hay. Estamos contentos con el espectáculo. A mi entender, es la murga que mas crítica, tiene momentos emotivos, alguna sonrisa y cuestiones para pensar. Estamos muy conformes.
– Hay una discusión latente desde hace tiempo sobre las diferencias plasmadas en la concepción y ejecución de los espectáculos entre conjuntos que provienen del Encuentro de Murga Joven y murgas tradicionales. ¿En el momento de percibir los arreglos y la forma de cantar por el coro hay tales diferencias?
– No tantas. Hay murgas en el Encuentro que cantan muy bien, no todas las murgas lo hacen, pero tampoco pasa en carnaval mayor. No todas las murgas tienen los cantores o elementos para ejecutar los arreglos, entonces, obviamente, ahí está la capacidad del director para que el coro esté prolijamente arreglado, tenga buena dicción, se entienda lo que canta y haya buena elección musical. No todas las murgas tienen la posibilidad de tener cantores: hay conjuntos que deben arreglarse con lo que tienen y esa es la gran virtud de todas las murgas. Yo siempre digo lo mismo está buenísimo que sea así porque todas las murgas tienen su estilo, permiten ver las diferencias entre los conjuntos y el carnaval debe convivir con esas diversidades.
– ¿Cómo es la conexión entre quienes escriben y la elección musical?
-Primero conversamos sobre a qué apunta y de qué va a hablar el texto. De acuerdo a eso trato de buscar la música adecuada. A veces uno tiene ganas de poner músicas que están buenísimas, pero no calzan con el mensaje que deja el texto. Me preocupa que el texto y la elección musical vayan de la mano.
– ¿Creaste músicas inéditas para este espectáculo?
– Sí, está la clarinada, la tercera música de la despedida, la del salpicón y la canción previa al bloque donde trabajamos el lenguaje de señas.
– Ahora que ya pasaron las dos ruedas de La consecuente por el Teatro de Verano, ¿cuáles son las aspiraciones del conjunto?
– Tener la suerte de terminar lo mas arriba posible. Esto es un conjunto donde todos salimos a ganar, a veces estas más alto de lo que esperas y otras tantas más abajo. Lo importante es siempre trabajar de la misma forma y quedar contentos con lo realizado.