Por Facundo de León
Foto: Valeria Píriz Veiga
Jimena Márquez mantiene cierta particularidad en carnaval. Además de su enrome talento para pensar y desarrollar espectáculos de gran calidad, es la primera mujer en la historia de la fiesta popular en escribir espectáculos para las cinco categorías. Posteriormente a la bajada de Cyranos del Teatro de Verano, tras su participación en la tercera rueda del concurso oficial, Calle Febrero dialogó con ella sobre género y carnaval, humor, poesía y mas.
– ¿Qué tan gratificante y satisfactorio es haber podido irrumpir con gran participación en un ambiente tan cerrado para la mujer como lo es el carnaval?
– Me gratifica como cuando me entero que una mujer abre una puerta en cualquier ámbito. Sinceramente no sabía, me enteré de casualidad por una publicación de Mauro Bernardo y ahí caí que había escrito para todas las categorías. La realidad es que se me fueron abriendo las puertas y no era demasiado consciente. Ahora miro para atrás y pienso que puede ser un logro, no porque sea yo, sino por el logro de una mujer en un ambiente complicado para eso que por suerte cada vez viene abriéndose mas.
– ¿Cuál es la categoría que mayor dificultad te generó para establecer un espectáculo?
– La categoría mas difícil para escribir es la revista por la característica de las escenas cortas, donde es difícil compaginar las letras de los temas y que las mismas que tengan relación con el resto de la propuesta. En esa categoría es difícil lograr el humor por el prejuicio que hay para con la categoría y por los horarios en los que usualmente vienen a concursar.
– Si entramos en comparación a la hora de escribir, ¿hay alguna similitud entre categorías?
– Capaz que las dos categorías más parecidas son parodismo y humorismo. De todos modos, aquí hay una gran diferencia que es que los parodistas están basados en algo prexistentes y los humoristas no, pero en definitiva hay una búsqueda permanente del chiste y del humor. Creo que en el parodismo hay más lugares para momentos de otro tipo emocional, aunque en Cyranos también tratamos de buscarlos.
– ¿Cuál es el lugar para no repetirse?
– A veces no sabes ni de dónde te vienen las ideas y todos los años pasamos por el pánico de pensar qué hacemos si nos pasa eso. Si uno está bien perfilado energéticamente, las ideas llegan.
– ¿Qué es más difícil: la poesía o los bloques de humor?
– Las partes poéticas no me generan ningún tipo de problema. El humor también nos surge con los/as compañeros/as, pero siempre es una presión por la subjetividad existente sobre lo que causa gracia y lo que no. A veces, cuando pensas un chiste, estás más pendiente de cómo lo va a tomar la gente y eso es más movilizador que la faceta de creacion propiamente dicha.
– ¿Has tenido que adaptarte a pretensiones que los/as dueños/as de conjuntos?
– Sí, me ha pasado de irme de conjuntos o no volver a estar. Que me acuerde, nunca me ha pasado algo tan grave que tenga que denunciar, pero a veces he transitado caminos con un poco de molestia.
– ¿Los/as letristas de carnaval escriben sobre cosas en las cuales pueden no llegar a estar de acuerdo ideológicamente?
– Yo nunca y jamás me permitiría escribir algo con lo que no estoy de acuerdo, ideologicamente. Sí me ha pasado de tener que tocar un tema que no me interesa tocar porque me lo piden, pero eso es parte de ser flexible. Lo que jamás haría es escribir algo que contradiga lo que pienso.
-¿Hay mucho lugar para la hipocresía o la demagogia en carnaval?
– Para acusar de hipocresía a alguien tenés que conocerlo muy de cerca. Creo que, como todo en la vida, a veces se echa mano sobre cuestiones que están pasando y se usan recursos para generar aplausos fáciles como, por ejemplo, en los temas de género. Todos los conjuntos saben que tocar estos tópicos les tiran para adelante, aunque supongo que también hay quienes que lo hacen desde la la más pura autenticidad.
– ¿Dónde hay que seguir atacando para construir un carnaval mas igualitario?
– Me parece que los letristas de carnaval tienen que seguir elaborando para el lado de la inteligencia, tratando de romper una estructura y abrir el paso, sobre todo, en la cuestión de género, porque las mujeres son muy talentosas, tienen mucho para dar y así ha quedado demostrado. Carnaval es revolución en algún punto y tener un micrófono adelante siempre está bueno para romper con algo.