El ex integrante de Los Klaper´s, Marcelo Boccone, analiza el legado del majestuoso grupo dirigido por Buby Benítez y traza una mirada sobre el teatro y los tiempos que corren en las artes escénicas.
El sabor a Klaper´s se percibe en varios grupos de la actualidad.
SIn embargo, el grupo dirigido por Buby Benítez, fundado en 1975, no está más en carnaval desde hace 31 años, a pesar de que su legado ha perdurado con el paso de las décadas.
Benítez fue un artista independiente e intuitivo que trazó un camino propio en épocas en las que las murgas estaban fuertemente censuradas en carnaval, cediendo espacio a la categoría de parodistas, que durante los años setenta y ochenta protagonizó un verdadero hito de popularidad en Montevideo.
Los Klaper´s y Los Gaby´s tomaron la delantera, pero no fueron los únicos.
Esa generación se completó con la participación de grupos como Adam´s, Walker´s y Kompis, entre otros de una larga lista.
Marcelo Boccone fue uno de los que mejor conoció a Buby Benítez. Compartió escena con él durante varios años y es uno de los que mejor interpretaron su legado.
Boccone se inició con Benítez, primero como vendedor puerta a puerta y gracias ello compartió un amplio espacio creativo junto a Carlos Bananita González, Carlos Viana, Fernando Groba, Víctor Cocina y Juio Sánchez, entre otros.
Eran épocas donde las aristas técnicas escénicas comenzaban a tener fuerte iimportancia en los espectáculos, de modo que, pese a su juventud, Marcelo dio sus primeros pasos marcando su impronta en algunas de las obras que, posteriormente, se transformaron en imborrables en la categoría.
El vínculo del artista comenzó grancias a su amistad con Alain, hijo de Buby.
«Éramos compañeros de liceo. Eso me permitió estar mucho tiempo juntos e incorporarme al grupo casi sin darme cuenta», evoca. El vínculo familiar le permitió ser uno de los distinguidos integrantes de la comisión que intentó repatriar a Fernando Groba, en 1986, de su exilio artístico en Porto Alegre.
«Fernando tenía una carrera ya muy desarrollada en Brasil, pero Los Klaper´s sabían que para estar en la competencia en el Concurso Oficial de Carnaval, necesitaban si o sí la presencia de Fernando en el rubro de voces y arreglos corales, recuerda Boccone.
De hecho, Fernando estuvo en dos de los tres primeros premios: en 1977, con Jesucristo Superstar y en 1982, con Buck Rogers y El Quijote, este último, el año en el que Horacio Rubino, hoy consagrado como uno de los mejores, dio su primer paso como libretista.
Pero las voces y los arreglos no eran el único objetivo de Los Klaper´s.
Marcelo recuerda que la búsqueda de músicas asociadas con el jazz o el soul eran apenas una muestra del amplio abanico musical, que parecía «no tener límite», sostiene.
«Por eso, buscábamos un estilo que tuviera coherencia, ya que el producto era musical, literario y escénico», añade Boccone, recordando los espectáculos de 1982, de 1983, con la parodia «El Cuerpo Humano», de 1984, donde interpretaron a Flashdance y de 1985, donde el grupo realizó las obras «La Cabaña del Tío Tom y La Ilíada.
De todos esos años, el artista recuerda, a la distancia, un legado que hoy parece cobrar fuerza nuevamente.
«El espíritu y la mística de Klaper´s sigue presente en varios grupos, a través de la música y los textos»; añade Boccone, identificando aquella tradición en grupos como Momosapiens, Nazarenos, Los Muchachos y Zíngaros, entre otros tantos de los más prestigiosos del carnaval uruguayo
CINCO FRASES CENTRALES DE MARCELO BOCCONE
– «Los Klaper´s son la muestra del gusto musical, literario y poético de un verdadero genio como Buby Benítez. Aprendí mucho a su lado y pude desarrollar una actividad artística que, al principio, me pareció impensada. Fue una gran escuela y una formación para poder continuar mi trabajo en la categoría de humoristas y de mascaradas musicales, donde también tengo un primer premio».
– «El año 1985 fue uno de los mejores del parodismo y Los Klaper´s pudieron ganar el primero premio. En la parodia de la Ilíada debutó Luis Alberto Carballo, hoy, una de las figuras más importantes de la televisión. Ya en sus primeras intervenciones vimos que era un gran actor, con gran capacidad de interpretación y dotes para el humor».
– «El parodismo me enseñó a trabajar en espectáculos que se presentan ante audiencias multitudinarias. El Teatro de Verano, con 4000 o 5000 personas enseña al artista a medir los tiempos, escuchar la respuesta y a absorver los climas que genera un espectáculo. Para definir una puesta en escena de un unipersonal, la experiencia del máximo escenario carnavalero resulta única».
– «El carnaval debería volver a intentar con la categoría de mascaradas musicales. Es un género que tiene música, representación actuada y coreografías. Con menos componentes, puede ser una opción que emule aspectos del humorismo y el parodismo. Salí en ella y si bien no tuvo mucho andamiento en el Teatro de Verano, fue muy bien recibida en los barrios».
– «Un director de espectáculo debe tener una amplia formación en las artes escénicas, pero también pensar como productor. La realización de un espectáculo tiene que llevar la marca de su tiempo, para no quedarse en él ni querer aparentar una pertenencia a un futuro que ún no ha llegado».