La pandemia de Covid-19 cambió las reglas de juego en múltiples dimensiones: la social, la sanitaria, la económica y la cultural, por mencionar solo algunas de las que entran en un infinito campo de posibilidades.
Aunque faltan más de 8 meses para su comienzo -tomando como mejor escenario el mes de febrero, por más que es sabido que los preparativos comienzan mucho antes- ya existen varias interrogantes sobre cómo organizar una celebración cuya naturaleza se nutre del contacto y la interacción entre el público y su gente, en espectáculos masivos.
Por ese motivo, Calle Febrero invitó a reflexionar sobre este tema a diez importantes personalidades del carnaval, del ámbito artístico, académico, empresarial, sindical, institucional y de los distintos estamentos que componen la máxima fiesta popular, trazando una mirada que aporte luz sobre los principales desafíos que se encaran para el futuro.
Los artículos serán parte de una serie que comenzará a publicar Calle Febrero a partir del sábado 16 de mayo.
INCERTIDUMBRE, PERO SIN RENUNCIAR A QUE LA GENTE TENGA SU FIESTA
Por Néstor Pallares
Periodista de 1410 AM Libre. Fue jurado de carnaval durante varios años, presidiéndolo en cinco oportunidades. Integró las redacciones de El Diario y La Mañana, entre otros medios.
Incertidumbre. Es la palabra que se me ocurre para definir el momento actual con relación al próximo carnaval.
Claro, no estoy descubriendo nada.
Ese sentimiento es el que impera en todo el planeta a raíz de esta realidad que nos golpea.
Pero, en este caso, al menos desde mi óptica, con un agregado. Porque yo, la incertidumbre, quizás no al extremo de que no hubiera carnaval, pero sí a como sería el próximo, la vivo desde el mes de noviembre cuando se conoció el resultado de las elecciones nacionales.
Es que no es secreto para nadie que la realidad de nuestra fiesta desde hace unos cuantos años a esta parte ha tenido un fuerte componente enocómico desde el estado, a través de medidas de apoyo y sponsorización. Asumí que todo esto iba a tener un fuerte recorte a través de la filosofía de las nuevas autoridades.
Y sí existía alguna duda de hasta donde podía llegar este recorte, las declaraciones públicas de los últimos días de diferentes jerarcas, las han disipado: lo´mas factible es que desaparezcan en su totalidad, fundamentalmente en lo que hace a la participación clave que ha tenido Antel.
Este panorama seguramente llevaría a una concepción diferente en la inversión a la hora de plantear los espectáculos.
Y ni hablemos de lo que podría llegar a suceder si en las elecciones municipales próximas la ciudadanía marcara un cambio.
Y a todo esto se vino a sumar la pandemia.
¿Qué puede pasar? Nadie lo sabe.
Si no hay una certidumbre para la semana que viene menos la puede haber para dentro de varios meses que es, en este caso, lo que al carnaval le importa.
Por el momento las autoridades municipales (que quien sabe si son las mismas en el próximo carnaval ) han determinado, creo que con buen criterio, mantener los cronogramas para todas las actividades, incluso con fechas para Promesas y Murga Joven, obviamente condicionado a lo que vaya sucediendo.
Claro que lo primero que debe romper la cuarentena son los ensayos, quizás la parte menos problemática siempre y cuando se respeten las medidas de seguridad debidas y se aprenda a cantar con tapabocas…
Pero, bromas de lado, creo que en este aspecto el problema mayor es armar y ensayar espectáculos que no se sabe si alguna vez se pondrán en escena.
Hablar de lo que puede pasar de diciembre en adelante es hacer futurología.
Hoy, los espectáculos públicos están prohibidos.
Cuando se vuelven a habilitar seguramente serán con restricciones varias. Habrá que ver cuáles son ya que
el carnaval no se puede realizar a puertas cerradas como los deportes.
Pero más aún: el carnaval no puede vivir sin los escenarios, tanto comerciales como populares. Allí está el quid de la cuestión.
Porque se puede pensar en un Concurso Oficial esencialmente como espectáculo televisivo, aunque una concurrencia limitada influirá directamente en el monto de los premios. Pero, ¿qué pasa con los escenarios? ¿Habrá empresarios dispuestos a arriesgar en condiciones complicadas? ¿Los escenarios populares, aunque se mantenga el subsidio municipal, contarán con el respaldo de los vecinos? ¿Son todas interrogantes que solo el tiempo podrá responder.
Eso sí, creo que de todos los sectores que estamos involucrados debe realizarse el máximo esfuerzo para que el carnaval 2021 sea realidad y la mejor realidad posible.
Seguro será diferente, seguro habrá que sacrificar cosas, seguro habrá que renunciar a beneficios.
A lo que considero no podemos renunciar es a que nuestra gente tenga su fiesta.
Seguro que la va a necesitar más que nunca.