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La nostalgia de veinte carnavaleros navega entre tablados y personajes de antaño, la voz de El Boyero y las «colas» para entrar al Collazo

Por Agustín Romaniello

Los tablados, personajes y espectáculos de antes, las colas en el Teatro de Verano y los grupos y componentes históricos de nuestro carnaval tienen un lugar destacado en la nostalgia de veinte carnavaleros, a los que Calle Febrero consultó con motivo de la celebración de una nueva edición de la Noche de la Nostalgia.
Los recuerdos, en la mayoría de los casos, se remontan a la infancia. En el caso de los más veteranos, los recuerdos van hacia los tablados y costumbres de un carnaval que ya no existe, mientras que la memoria de los más jóvenes se instala en sucesos y anécdotas de la actualidad, demostrando una vez más que la nostalgia -o, mejor dicho, la posibilidad de nostalgiar- no tiene edad.

A continuación, Calle Febrero presenta una síntesis de las entrevistas realizadas por Calle Febrero a veinte artistas de nuesta máxima fiesta popular.

Pitufo Lombardo
«Me crié en La Comercial y ahí fui, por primera vez, a un tablado que se llamaba El Payaso, que quedaba en La Paz y Justicia. Me llevaba mi padre. Tengo el recuerdo íntegro de la sonoridad de las primeras murgas que vi en el barrio.
No puedo olvidarme que a los 9 años me fui a vivir a Sayago y, debido a mi entusiasmo por la murga, armamos un cuarteto que luego fue El Firulete.
Recuerdo colgarme el redoblante, salir a tocar y pasar la gorra, como se hacía antes.
Tengo familia en Florida y a veces iba en vacaciones. Ahí le robábamos las pinturas a nuestras madres y tías para maquillarnos, porque no teníamos pintura de murguistas. Esos recuerdos están presentes y seré un agradecido con mis padres por haberme llevado a esta fiesta popular y lograr que me haya entusiasmado tanto con este género maravilloso, que me dio tantas alegrías y  la posibilidad de mostrar lo que hago».

Horacio Rubino
«Extraño las 200 actuaciones por Carnaval a las que llegábamos con Klaper’s y Gaby’s porque había muchos más tablados que ahora. Los años con menos kilos y “nanas” y más agilidad y resistencia para todo. Extraño a los capos del Carnaval que ya no están, al igual que los grandes grupos como Escuelita del Crimen, Los Favios, Los Buby’s o Antimurga BCG.
También las grandes charlas de madrugada en La Giralda, inolvidables».

Aldo Martínez
«En 1997 hacíamos la parodia «Evita» con Valentinos, con la que ganamos el primer premio. Yo había estudiado todas las poses y la voz de evita, de modo que comenzamos a preparar el espectáculo sin inconvenientes. Ese año tuve la posibilidad de ganar la mención como la Figura Máxima, que se la debo a Miguel «Pendota» Meneses, que hacía el papel de Juan Domingo Perón.
Antes de finalizar la parodia, Evita hacía un discurso muy emotivo, que era el de la despedida de su gente, ya estando ella enferma de muerte. Estando en el Teatro de Verano, Miguel, interpretanto a Perón, me agarraba del hombro para que yo no me arrebatara y dijera todo el discurso de golpe, y de ese modo ir ganando en emotividad. Cuando la gente se aflojaba, Pendota me daba un golpecito en la espalda y yo iba avanzando en el discurso. Fue una noche increíble».

Jorge Natale
«Mi nostalgia es, sin dudas, un día de concurso oficial en el Teatro de Verano, poder revivir la preparación, el arreglo de vestuario y la escenografía. Esas noches eran especiales: ver la apertura de telón, percibir el teatro lleno y sentir la emoción de cantar una despedida, hacer una buena actuación y luego abrazarte con tus amigos abajo. Es una experiencia inolvidable e inigualable para todos los que tuvimos la oportunidad de subir al Collazo».

Gastón «Rusito» González
«Nostalgia era acompañar a mi viejo y ser la mascota del conjunto de turno. Ir al tablado de mi barrio, el querido Club Malvín. Ir a la cantina “El Ñato” y actuar con ellos imitándolos. Subir en la presentación y despedida. Recuerdo a la Bcg llegando con colchones y atrapando al público. Cuando no iba con mi padre, iba con mi madre a ver los demás conjuntos y cuando se demoraba alguno, en los intervalos, me iba a cantar y bailar junto al “Pajaro García”, que era el animador del tablado».

Martin Perrone
«Nostalgia me da el Defensor Sporting. Ir de chico a correr, porque no miraba nada. Me da nostalgia la cantidad de tablados que existían antes, por todos lados. Siempre teníamos alguno cerca.
Me da nostalgia escuchar las noches de fallos a través de la radio y anotar todos los puntos. Iba a ver los ensayos de Arlequines, donde miraba cómo se armaban los espectáculos, compartía momentos con ellos. Eso estaba muy bueno. Fuimos hinchas de la murga sin saber mucho de qué se trataba. Me acuerdo de ir al Teatro de Verano de chico a ver Los Adams, en 1988 y en 1994. En 1988 hacían  “La Noche de las Narices Frías” una parodia muy triste, que hizo llorar a todo el Teatro de Verano.
En 1994 me acuerdo de “Martín Fierro”, con Cacho Denis y era muy gracioso. Me acuerdo de escuchar y grabar a todos los conjuntos en la radio. Grababa de CX42, porque CX36 iba diciendo cosas en el medio o relataba los momentos cuando había algún silencio. Tuve una «cassetoteca» importante, pero luego la perdí. Tenía muchos espectáculos de murga grabados, porque en un cassete de 90 minutos entraban dos murgas, era genial».

Christian «Hueso» Ibarzábal
«A pesar de ser muy hincha de Montevideo, tengo mucha nostalgia por el tablado del Goes. También de los ensayos en el Montevideo, en especial de Los Arlequines. Recuerdo también mi época de Murga Joven con la Esquina Peligrosa y Grupo Texas en las promesas. Y agarrar lugar temprano con mi esposa en las sillitas del Tablado Primero de Mayo para ver carnaval gratis. Un espectáculo en la memoria: Curtidores de hongos 2004 (El Desalmadero)».

Gustavo «Croata» Vodanovich
«Corría el año 1975 y en el Tablado Expreso estaban Los Gabys. Yo tenía siempre la costumbre de disfrazarme para ir a los tablados. Mi madre me había hecho el traje de la presentación de Los Gabys de ese año. Nos pintábamos con corcho quemado la parte negra y con tiza blanca lo otro. Cuando está por terminar la actuación, me agarran el “Flaco” Ricardo Correa y Miguel Villalba y me suben a bailar con ellos la despedida. Era como que me llamaran a jugar en Peñarol. Fue una gran alegría. Esa es mi nostalgia carnavalera, haber pisado un tabaldo junto a mi cuadro del corazón, como fueron Los Gabys».

Jimena Vázquez
«Me da nostalgia cuando me acuerdo que antes se iba dos horas antes al Teatro de Verano para hacer la fila, entrar corriendo y poner camperas y buzos para guardar lugar.
Me da nostalgia cuando me acuerdo de los micrófonos colgando y que se cantaba y hablaba a medio metro de ellos y se escuchaba perfecto.
Me da nostalgia cuando me acuerdo de la voz de “El Boyero” diciendo «con Pesi» después de presentar al conjunto.
Me da nostalgia cuando me acuerdo de las serpentinas que se tiraban y quedaban colgando del techo. Siempre me asustaba el ruido de explosión que hacían.
Me da nostalgia cada vez que me acuerdo de Los Buby´s cantando «Vivir».
Me da nostalgia cuando me acuerdo que fui utilera de Cyranos y se iba en camión.
Me da nostalgia cuando me acuerdo que «El Pedregullo» era de pedregullo».

Camilo Abellá
«En mi época de adolescente me iba hasta el Rosebur a ver los ensayos de La Gran Siete. Me mandaba hasta ahí con termo y mate. También hice lo mismo en el Apex, durante mucho tiempo, cuando ensayaba La Gran Muñeca. Tengo recuerdos de ir día por medio a los ensayos, en invierno, yo solo. Me hacían un repaso de los espectáculos para mi. Era un espectador vip. Yo conocía los coros de escucharlos en tablados y discos, pero tenía un vicio con el hecho de escucharlos de cerca y saber cómo sonaba todo eso en vivo. Era algo que me fascinaba y me volvía loco. Volviendo de esos ensayos fue que empecé a componer mis primeras cosas por el entusiasmo que me generaba ver a las murgas en vivo y en directo».

Christian Font
«El carnaval y la nostalgia, en mi caso, van de la mano. Hoy es mucho más práctico tener la programación de los tablados en un celular, pero en mi época me iba caminando hasta Avenida Italia y Propios para ver los pizarrones y saber si esa noche valía la pena insistir a mis viejos para ir al tablado, o para pedirles permiso.
Me dan nostalgia los cuplés y cupleteros, cuando personaje disruptivo venía a instalar el caos en el escenario. Me dan nostalgia los fines de los 80, cuando veía al “Negro” Claudio (con el tono de esa época), a Carlitos Prado, Artigas Perez, José Dorta y Polanco. Me acuerdo, por ejemplo, de ir a ver los ensayos de La Milonga Nacional en el Atlántico en el año 1992.
También, la vuelta de la BCG en 1994; la BCG, siempre.
Mis abuelos vivían en Pinamar antes que estuviera urbanizada y yo escuchaba la transmisión de CX42 todas las noches.
Al otro día compraba “El Diario” que era el primero en sacar los comentarios de las etapas. Los Adams de la época de “Los Intocables” o de “La odisea de Cousteau” son cosas inolvidables. En parodismo, son lo más grande que vi».

Marcelo Fernández

«De mi infancia recuerdo el tablado de Roberto Cocha en Brazo Oriental. También el tablado del Club Goes que era como el Teatro de Verano del barrio. Pasaba noches enteras yendo con mi viejo al tablado a enamorarme de los murguistas.
También recuerdo los ensayos de La Milonga Nacional en Yale y los ensayos de Los Favios en el Club Aurinegro.
Tengo una foto en la cabeza que no se me va a olvidar nunca: La Bohemia de 1975, disfrazados de pájaros. Es como si los estuviera viendo.
Tengo un recuerdo especial por aquellos murguistas misteriosos de lentes oscuros como “La Vicenta” o mi tío “Pocho” Fernández con Los Curtidores de Diablos, esos que en las más profundas de las noches nunca salían de sus lentes negros.
De niños nos sorprendía y los hacía más misteriosos.
Nostalgio las colas en el Teatro de Verano para poder ver a Los Gaby´s, Klaper´s, Falta y Resto, La Reina de la Teja.
El primer premio de la Falta en 1988, los festejos en el Sindicato de Postales en la calle Fernández Crespo. Ese fue mi primer gran festejo.
Recuerdo mi primer año en la radio, en 1991, en CX30 gracias al “Loco” Ortíz. En ese año debutó Tina Ferreira en Marabunta, rompiendo con los paradigmas de lo que era una vedette. Fue una de mis primeras entrevistas y Tina Ferreira no hablaba nada. Respondía todo con sí o no. Imagínense si pasó agua bajo el puente que ahora tienen que pegarnos para que dejemos de hablar…».

Martín Duarte
«La pérdida del camión como medio de transporte me da nostalgia. Hoy convive el bondi con el celular. El camión tenía el efecto de socializar con los compañeros, vernos la cara, compartir con el otro vivencias y anécdotas.
Hoy, la mayoría viajan mirando la nuca del otro y el celular, más allá de que siempre hay alguna barrita en el fondo.
Lo otro que me dejó una huella son las propuestas pensadas para tablados, como hace La Mojigata últimamente.
El ícono es la BCG, que bajaba con un colchón; me acuerdo de haberla visto en el tablado del Club Malvín.
En la Expo Carnaval me acuerdo que Los Buby’s , que entraban por atrás con los bomberos, con los jugadores de rugby.
Eran cosas que a nivel artístico no tenían puntaje e, incluso, si lo hicieran hoy en el Teatro de Verano, les jugaría en contra.
Pero a nivel de la fiesta era muy bueno. Son cosas que no me voy a olvidar.
A nivel artístico, nostalgio volver a escuchar el sonido de Contrafarsa en El Tren de los Sueños (2000).
Nunca lo escuché en el Teatro de Verano, aunque sí los vi en la Sala Zitarrosa y me impactó.
Otra cosa que me acuerdo es hacer fila en el Teatro de Verano para conseguir entradas. Iba con mi madre a la una de la tarde para conseguir entradas para ver a Los Gabys y pasábamos la jornada ahí. A las 5 habilitaban las entradas. Había revendedores que dejaban una piedrita para guardar lugar en la fila. Entrabas temprano al Teatro de Verano, escuchabas (las semblanzas históricas que leía en off) El Boyero y veías como se preparaba toda la noche».

Charly Álvarez
«Se extrañan muchas cosas. Muchos tablados que ya no están como el Defensor Sporting, el  Club Aguada, el Jardín de la Mutual. Las recorridas eran largas: salíamos todos los días y hacíamos un montón de tablas. En lo personal, también extraño que los grupos mantenían sus componentes durante muchos años. Se formaban grupos que desarrollaban un estilo propio durante mucho tiempo, cambiando apenas uno o dos componentes al año, en casos extremos.
Eso también generaba una fidelidad de las hinchadas. Ibas a un ensayo y además de saber a qué título mirabas, también sabías a qué componentes encontrabas. Eso se extraña mucho, era algo que definió estilos y espectáculos de gran nivel y gran contenido».

Imanol Sibes
«Mi nostalgia es relativamente reciente. Me acuerdo la primera vez que pude hacer tablados con mi murga joven, la de mis amigos, “Quien le pegó a la perra”. Nos anotamos para hacer tablados, siendo la primera vez que hacíamos murga, y eso de recorrer los barrios, pintarnos la cara, subir al camión era todo una aventura.
Capaz que fueron dos tablados, pero nosotros sentíamos que éramos Los Saltimbanquis.
Nos encantaba quedarnos después con amigos a tomar algo y comer una pizza.
Era muy lindo y se disfrutó muchísimo.
Tenerlo siempre presente es algo que me genera un montón de cosas. Eso fue lo más lindo que viví como primeras experiencias y fue lo que me hizo darme cuenta que quería salir en carnaval porque en febrero se viven cosas así todos los días y es espectacular».

Carlos Nípoli
«Me acuerdo de mi querido barrio el Paso Molino. Nací y me crié en la calle Queguay.
Sobre la vía de la estación Yatay había un tablado hermoso, no me lo olvidó más. Con la ayuda de todos los vecinos se levantaba ese tablado y todos íbamos con nuestras sillas a mirar los espectáculos.
Miraba los parodistas: Los Negros Melódicos, Fígaros Armónicos y soñaba con ser parodista.
Miraba también Los Humoristas del Betún.
Esa misma comisión de vecinos también organizaba un corso vecinal y había un concurso para quien adornara mejor el frente de su casa. Eso era hermoso. La noche se vestía de fiesta».

Rafael Antognazza
«Mi nostalgia son los tablados de barrio que se hacían en la calle cuando se cerraban dos esquinas. Recuerdo el de la Terminal Goes, cuando cerraban la calle y había una o dos casas que sacaban los sillones de su casa y los ponían a disposición de los vecinos para que se sentaran a mirar los espectáculos.
También recuerdo el Jardín de la Mutual: las familias se asomaban al pozo de aire del edificio que estaba al lado y miraban los espectáculos desde la ventana. Había una familia particular que armaba picada junto con parientes y vecinos para ver los conjuntos. Era tradicional que todos, antes de bajar, le dedicaran la retirada. Recuerdo hacerlo con La Bohemia y La BCG y también me acuerdo de escuchar al “Canario” Luna, con La Falta, gritando “la familia Miranda de garrón” y ellos saludando con la mano.

Darío Sellanes
«Recuerdo el momento en que iba a la calle principal de mi pueblo, actual Ciudad Villa Rodríguez, donde había un corso de cinco cuadras. Ahí se vivía el carnaval cada febrero. También había tablado en el Club de Leones. Recuerdo la primera murga en que salí: Los Fulanos, en el carnaval de San José. Íbamos en un camión de la Intendencia por diferentes pueblos desfilando e, incluso, a veces, desfilábamos en calles donde ni siquiera había luz.
También recuerdo que conducía el tablado del pueblo y en otra oportunidad gané un concurso de disfraces vestido de Kun Fu.
El conductor no entendía mi disfraz; pensaba que andaba desprovisto de ropa.
En 1990 me vine a Montevideo y tuve la suerte de vivir el primer corte de las comparsas. Habían miles de personas en la cuadra y no estábamos acostumbrados a los cortes en el toque de los tambores, que fue algo fuerte. Hubo gritos de todo tipo, más allá que era algo sabido que una comparsa iba a empezar a cortar, fue tema de conversación».

Tania Tabárez
«Mi nostalgia tiene que ver con el candombe: es Hugo “Cheché” Santos.
Estamos cerca del “Quinto Candombe Vivo”, este festival organizado por gente joven del candombe escenario, en el que hace dos años se lo homenajeó y él estuvo con todo su swing y magia. El año pasado no pudo estar porque estaba enfermo, por eso no se lo vio, más allá que estaba anunciado. Es una nostalgia linda porque todo lo que fue Hugo en materia de swing, sonrisa, creatividad y de enorme generosidad, está en los artistas del hoy. Con esa sensación de nostalgia dulce le dedico mi noche del 24 al inolvidable Cheché.

Pablo Bonilla
«La primera vez que vi carnaval fue en el Albatros. Estaban la BCG, Adams, Momosapiens y no recuerdo quién más. La BCG nos agarraba a los más pequeños y nos mandaba arriba del escenario a participar como hace La Mojigata todos los años.
Fue la primera vez que pisé un escenario. Era tremendo privilegio y una gran sensación y alegría que me dieron ellos y seguro no saben la dimensión que eso tuvo y cómo repercutió en mí. Es muy fuerte que a un niño le den la posibilidad de subir y que sea activo arriba de un escenario. Fue muy impactante.
Luego del carnaval de las promesas extraño mucho los corsos barriales. Los recuerdo con mucho cariño. Es la parte del carnaval que uno no ve y que trabaja un montón, con mucha gente que lo hace honorariamente para que el barrio tenga parte de su fiesta. La gente va con su silla, llega temprano, compran cosas, llevan los tupper. Cosas geniales que uno de grande empezó a descubrir. Uno habla de la fiesta siempre de los que estamos arriba del escenario, pero la fiesta son muchísimas personas trabajando para que el carnaval llegue a todos los lugares. El corso lo vivía con mucha alegría más allá que era muy cansador».