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Muere Hugo «Cheché» Santos, Figura de Oro del carnaval y voz vital del candombe y la comparsería

Foto: Alejandro Aparicio

 

Hugo «Cheché» Santos falleció en Montevideo en la mañana del jueves 21 de febrero, informó su familia. Tenía 77 años.
El artista era uno de los mayores referentes del candombe, tras su participación en las comparsas Morenada, Kanela y su Barakutanga, Concierto Lubolo, C 1080 y Yambo Kenia, entre otras.
Obtuvo las menciones a la Figura de Sociedades de Negros y Lubolos en tres oportunidades, estuvo ternado para esa mención en tres ocasiones más y ganó la mención a la Mejor Voz lubola una vez. También fue premiado como Figura de Oro, en 2018.
A lo largo de su carrera grabó cuatro discos y participó junto a los más importantes músicos del género. Estuvo radicado en Argentina en varias oportunidades, pero regresó al país en 1989.
En la actualidad formaba parte de la banda La Ventolera, aunuque su voz estuvo junto a la de varios representantes del candombe.
Sus restos serán velados este viernes de 8 a 12 en Martinelli (Canelones 1450)

Este es un extracto de una reciente entrevista realizada en Calle Febrero

“Yo soy un producto del carnaval y he vivido toda la vida al son del tambor, que es lo que me gusta y me hace feliz. Mi recuerdo es del año 1963, cuando se creó Negrocán, un boliche que funcionaba donde hoy es la Casa de Andalucía, bajo la dirección de Ruben Gallosa y con el auspicio de la Intendencia de aquel entonces.
Negrocán fue el comienzo de una etapa hermosa para los que hacíamos candombe. Había grandes figuras como Hipólito Albín o Carmen Abella y otras tantas personalidades importantes de la cultura, como Daniel Viglietti o Alfredo Zitarrosa.
Además de poder expresarnos y compartir horas y horas, Negrocán era una especie de emblema de los sesenta, dentro de una época de muchísima creación.
Recuerdo que los candomberos andábamos de consulado en consulado aprendiendo la fonética africana, porque para cantar, no podíamos equivocarnos.
Con el paso de los años, como todo lo bueno, ese espacio fue decayendo. Los militares lo cerraron años más tarde, porque era un lugar peligroso: había mucha gente pensante”.