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Doña Bastarda y un sobresaliente espectáculo entre la Antigua Grecia y la filosofía popular

Por Facundo de León
Foto: Agostina Vilardo

«Desde Esparta hasta La Teja, de la Unión al Partenón», canta Doña Bastarda en la introducción a su espectáculo denominado «Un mito griego», que brinda un riquísimo repertorio donde mágicamente, y mediante la utilización conceptual de grandes analogías, pueden convivir momentos históricos lejanos, pero no tan diferentes.

Entablar un espectáculo murguero partiendo desde el inicio sobre conceptos vinculados a temas ligados a la filosofía política que implican a toda a la humanidad es un desafío artístico sumamente arriesgado. El riesgo yace en establecer un tratamiento de temas tan profundos sin caer en el error o la omisión y, a su vez, buscando una claridad conceptual que permita la comprensión de lo que se intenta decir.

Cuenta la historia sobre los personajes más conocidos de la filosofía política de la humanidad como Sócrates, Aristóteles o Platón que transitaban las calles con el cometido de trasladar las discusiones sobre la esencia de las cosas a espacios más terrenales y tangibles con gente que no accedía a la academia. Con una didáctica menos refinada y en tonalidades más coloquiales que lo que exigía el mundo en el que convivían con sus pares, las tertulias en las plazas públicas eran realmente necesarias para estos pensadores.

Como lo fue el ágora para Sócrates, Aristóteles o Platón, lo es el tablado para Doña Bastarda. El colectivo decidió navegar desde Grecia hasta Montevideo para recuperar discusiones sucedidas en épocas anteriores a la era cristiana y que aún tienen enorme validez en tiempos de modernidad absoluta y desarrollo tecnológico acelerado.

El arte como motor comunicacional para cuestionar lo que concebimos como real, cierto o veraz, cuestionando ferozmente la lógica de los grandes medios masivos utilizando análogamente la Alegoría de la Caverna es una pincelada de creatividad e inteligencia. En épocas donde la sobreinformación nos abruma y la legitimidad escasea, el ejercicio de la duda y la desconfianza, son fundamentos que se deben establecer para desbarrancar doctrinas que comienzan a gestarse mediante la rutina de la repetición noticiosa y la lógica del retweet.

La necesidad de creer en algo es una particularidad intrínseca que describe a todas las personas. Somos seres que encarrilan sus accionares en base a diferentes tipos de fe que generan confianza y moldean parámetros que rigen los accionares más cotidianos y mas filosóficos. Es cierto, la duda abruma y provoca inestabilidad. En cambio, la creencia absoluta genera una patología mucho mas contraproducente para la vida en sociedad que es la ceguera y la resistencia a un movimiento crítico hacia el funcionamiento sociopolítico que encuadra y legitima un marco normativo que justifica cada una de las conductas humanas.

Esta especie de envoltorio cultural que se inyecta desde la niñez es el pilar esencial que da lugar a una dinámica social homogénea con el paso del tiempo. Es la receta provista de los ingredientes necesarios y en cantidades justas para que las concepciones hegemónicas sobre el mundo se mantengan intactas. Es el impedimento que traba el pasaje del mundo sensible al mundo de las ideas.

Doña Bastarda presenta uno de los espectáculos mas creativos de la categoría. Busca desafiarse y desafiar al público. Busca instaurar la duda pregonando que surja hasta del propio discurso que establece el conjunto y eso realza el compromiso político de la murga. En un espacio cargado de certezas y verdades absolutas como históricamente existió en carnaval la posibilidad de oír un paradigma distante a la media es sumamente enriquecedor y valorable.