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Muere Julio «Kanela» Sosa, ícono del carnaval de todos los tiempos

Por Guzmán Ramos

Julio «Kanela» Sosa falleció en Montevideo a los 86 años, confirmaron a Calle Febrero fuentes de Daecpu en la mañana del sábado 28 de diciembre.
Su velatorio será en la empresa velatoria Rogelio Martinelli (Canelones 1450), desde las 9.
Posteriormente, sus restos serán cremados.
El artista tenía programada una importante intervención en estos días, producto de un padecimiento cardíaco.

TRAYECTORIA
Kanela nació en Nico Pérez hace 86 años en el seno de una familia humilde.
Como director responsable ganó los primeros premios de 1987, 1992, 1996 y 1997 con Kanela y su Barakutanga y de 2010, 2011 y 2019 con Tronar de Tambores.
También fue elegido como la Figura de Oro del Carnaval, la máxima distinción a la trayectoria que otorga el jurado del Concurso Oficial.
Llegó tempranamente a Montevideo, donde formó parte de los elencos de Fantasía Negra, la comparsa de Pedro Ferreira que irrumpió en la década del cincuenta con un éxito arrollador; de Acuerelas de Candombe en la segunda mitad de los años setenta; de Kanela y Su Barakutanga, desde finales de esa década hasta principios de siglo, así como de Tronar de Tambores, del 2001 a la actualidad, entre las de mayor renombre.
Fue bautizado con el apodo con el que se lo reconoció en el ambiente artístico por Agustín Lara.
Compartió escenarios con Pirulo Albín, Rosa Luna y la venezolana Negra Johnson, una destacada bailarina con la que mantuvo una estrechísima amistad hasta el mismo momento de su muerte, en sus brazos, según recordó en varias oportunidades.
Una leyenda urbana lo sindica como descubridor de Marta Gularte, en 1949, como él se ha encargado de contar en más de una ocasión, aunque la verdad de esa historia quedará para siempre en una nebulosa.
Del mítico Pirulo Albín tomó su carácter, capacidad de liderazgo y elegancia en la danza, por más que su estilo en escena desplegó un paso con menos desplazamiento, utilizó un intenso juego de piernas y caderas, una mayor apertura de brazos y una pronunciada inclinación corporal hacia delante para marcar el golpe acentuado del tambor.
De las icónicas lonjas de las Catacumbas -predecesoras de las cuerdas que hoy bajan por el costado de la Iglesia del Cerrito de la Victoria a ritmo acelerado- Kanela tomó el vigor y frenesí, mientras en que la diosa del mar y los orishás -culto religioso del que fue referente- se inspiró su personalidad espiritual.
“Soy exigente, pero tengo un corazón noble”, dijo Kanela a Calle Febrero, en el pedregullo del «Ramón Collazo», entre abrazos con sus allegados, al finalizar su última función, el pasado carnaval.
Además de su legado como bailarín, en sus últimas apariciones públicas el artista bregó por la unidad de todos los candomberos y carnavaleros.
Kanela, tras su retiro de los escenarios en 2019, había manifestado que se dedicaría a su familia. Estaba preparando el espectáculo 2020 de Tronar de Tambores, como director y encargado del vestuario, para defender el primer premio.